En los años 40 del siglo pasado, muy
reciente, florecieron las ideas del fascismo y Europa sufrió el duro golpe de la Alemania Nazi
dispuesta a colonizar territorios, esclavizar a los pueblos, aniquilar las
razas inferiores y a los enemigos y expandir su nación. Los acontecimientos
históricos y políticos de los años 40 y el testimonio de quienes los padecieron
siguen muy presentes en la literatura actual, en las crónicas de los escritores
de aquellos países que fueron invadidos por la Alemania Nazi ; nos
demostraron la importancia de la lucha, la grandísima dificultad de la
resistencia y el valor de la victoria, el heroísmo del pueblo, la firme
convicción en las ideas, la fidelidad a su Patria.
Julius Fucik fue uno
de esos héroes que lucharon contra los nazis. Periodista y escritor checo,
nació en Praga en 1903. Estudió filosofía en la Universidad de Praga.
En 1921 ingresó en el Partido Comunista y por esas mismas fechas se inició como
crítico literario y teatral. Fue redactor de las publicaciones comunistas Rude
Pravo y Tvorba. Desde principio de la ocupación nazi, siguió su actividad. En
febrero de 1941 pasó a ser miembro del Comité Central del Partido Comunista en
la clandestinidad, encargándose de las publicaciones ilegales del partido. En
abril del 1942 Julius Fucik fue arrestado y torturado por la Gestapo. En la cárcel
de Panktac, escribió "Reportaje al pie de la horca". En el verano del
1943 fue enviado a Alemania y asesinado en la cárcel Plötzensee de Berlín.
"Reportaje al pie de
la horca", sacado hoja por hoja de la cárcel, se publicó por primera vez
en 1945, al terminar la
Segunda Guerra Mundial, y más tarde fue traducido a 70
idiomas de todo el mundo.
Es el testimonio de que
ni las torturas, ni los chantajes de los nazis consiguieron doblegar a Julius
Fuchik y a otros héroes del comunismo. Su valentía, su heroísmo, sentir
fuertemente que cumplía su deber, tener ideas claras y fé en la victoria, era
la fuerza que levantó a los pueblos en la lucha contra el fascismo y logró la
libertad. Fucik murió fisicamente, pero su espiritu está vivo. Su valór y su
patriotismo nos tienen que servir a los demás, a los pueblos que luchan por la
libertad, por la paz de sus familias, sus seres queridos, su tierra, por el
amor a la vida. Por este libro Fucik fue galardonado en 1950, a título póstumo, con
el Premio Internacional de la Paz.
Más información http://www.edicionesirreverentes.com/raraAvis/Fucik.html